Sobre el proceso creativo. En route con... Nil Codina
Una llamada, un mensaje de whatsapp, una reunión improvisada. Todo empieza
en nada y acaba en algo nuevo.
Sea lo que sea lo que hagas siempre será un éxito. No porque recibas
premios, no porque se haga viral, ni porque te llamen y te feliciten por ello.
El éxito se mide a partir de cómo aquello que has generado cambia algo dentro
de ti. La gran mayoría de las reuniones no llegaran a concluir en un proyecto,
ni tan solo en una idea clara. A veces ni cincuenta reuniones serán suficientes.
Otras veces puede que tengas el proyecto definido pero seas incapaz de ponerte
manos a la obra mientras ves como el dossier acumula polvo encima de la mesa.
La clave no reside en la grandilocuente aspiración de producir algo tras
una larga reunión. La clave reside en lo que ha surgido en tu interior. La
creación empieza en la transformación de tu forma de pensar, tu energía vital,
tu visión del mundo. Aunque un proyecto no llegue a materializarse nunca, tú ya
has creado algo magnífico; un cambio interno que, por pequeño que sea,
significa mucho. No es cuestión de generar exacerbadas ideas sino pequeños impulsos creativos que crean un
mensaje.
Hay una frase que creo que sintetiza la función de una obra artística;
"la imagen, las palabras y la música para contar historias. Contar
historias para entender el mundo y las personas que lo forman."
Sea cual sea su forma (imagen, palabras o sonido) no hay obra sin mensaje
ni mensaje sin intención. En la naturaleza intrínseca de cualquier obra se
esconde siempre una voluntad del autor de hacer llegar algo al receptor, de
conmoverlo, hacerlo vibrar, reflexionar, crear. Sin embargo esta intención
puede que, muchas veces, carezca de premeditación. La intencionalidad también
puede ser algo del subconsciente, algo que subyace en el interior de las
personas que lo crean y que, indirectamente, está configurando un mensaje. Y es
justamente por eso por lo que el mensaje no es algo platónico, eterno,
universal y objetivo. Así como el mensaje emitido depende del subconsciente del
autor, el mensaje recibido depende del subconsciente del sujeto que consume la
obra. La intención de quienes se ponen delante del proyecto determina de forma
absoluta el mensaje que extraerán.
Por eso el proceso creativo es, en realidad, un baile de intencionalidades
conscientes y subconscientes que se relacionan entre ellas. Y para que el
resultado final sea grato es necesario que ese baile se comparta con quienes
mañana serán tu público. Compartir proyectos en grupo, hablar de ellos con
gente a quien admiras, escribir y reescribir una y otra vez la idea en tu
mente. Todo ello configura ese baile de intencionalidades que acaban generando
un mensaje que realmente representa la esencia de un conjunto de personas.
Todos los hombres y mujeres de este planeta deberíamos vivir la sensación
de crear una canción, un cortometraje, una escultura, una pintura, un proyecto
de emprendimiento... Debería ser un deber de nuestra sociedad dar las
herramientas para que todos seamos a la vez consumidores que creadores. Y todos,
quiere decir todos.
Nil Codina (@nilcodina)
Guionista y cofundador de La Bombilla Media & TVienes
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